El propósito de vida es muy importante para los facilitadores experienciales ya que es lo que nos guía e impulsa a la acción; no solo está vinculado a lo motivacional, sino también a la gran responsabilidad que implica actuar como facilitador. Se trata de una responsabilidad de cara a uno mismo, pero también frente a los demás, esto porque el facilitador está llamado a disfrutar de su ser para acompañar a otras personas.
Los seres humanos necesitamos tener un propósito de vida, en ese sentido, Viktor Frankl señaló que son nuestros valores los que nos guían y orientan hacia ese propósito vital. El valor que los facilitadores poseemos y que nos permite acompañar a otras personas es la autenticidad, es decir, mostrarnos tal y como somos.