“Considero más valiente a quien domina sus deseos que al que conquista sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre nosotros mismos”.
Aristóteles
Quiero contar que trabajar con jóvenes y señoritas, desempeñándome como profesora, no es un trabajo propiamente dicho para mí, sino un pasatiempo que desarrollo con mucho gusto y disfrute. Esta agradable ocupación me permite observar con frecuencia la aplicación de las palabras de Aristóteles, y rememorar a mis victoriosos universitarios que día a día ganan su propia batalla valientemente.
Aunque algunos universitarios creen que el concepto habitual de lo que es ser líder tiene más relación con la capacidad de dirigir a otros, orientar, guiar y conducir en función del trabajo, deporte o actividades sociales, este concepto es inexacto, porque está más asociado a la percepción de autoridad que al concepto de liderazgo al cual se debe llegar. Puedo asegurar que esta errada noción conlleva a que quizás mis alumnos me responderían con un sí, ante la interrogante de ¿eres líder?, si es que alguno ostentaría una jefatura, cargo de gerencia o si fuera el dueño de empresa o micro empresa, porque existe un paradigma de lo que significa ser líder.
Por ello, siempre pregunto en clase: – ¿Cuántos líderes hay en el aula? Por favor, levanten la mano los líderes que hay en este lugar, y lastimosamente muy pocos se identifican o animan, y casi sin extender el brazo dicen: ¡YO!, pero con sus hechos y siendo fieles a sí mismos, comunican con un rotundo SÍ… LIDERAZGO AUTÉNTICO.
En general, ya sea por edad, género o voluntad, mis alumnos cuando les pregunto si alguno(a) se considera líder, muy pocos responden con un sí categórico. Sin embargo, conozco a muchos jóvenes y señoritas que por sus bellas cualidades, virtudes y actitudes están, actualmente, desarrollando el liderazgo auténtico. Sí, desde ese lugarcito y casi, casi sin darse cuenta son líderes auténticos.
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Liliana Olaya Avilez