«Todo depende del tipo de relación que mantengamos con nosotros mismos, del modo en que nos relacionemos con los demás, de nuestra capacidad de liderazgo y de nuestra habilidad para trabajar en equipo»
(Daniel Goleman)
Marcos es un estudiante de 20 años de edad y actualmente cursa el cuarto ciclo en la universidad. Desde que inició sus estudios superiores siempre ha mostrado un estupendo desempeño académico, destacando entre todos los estudiantes de su promoción. Él está acostumbrado a recibir constantes felicitaciones y múltiples muestras de reconocimiento por sus excelentes resultados académicos. Todo parecía andar muy bien en la vida de Marcos, bueno, casi todo.
Resulta que los compañeros de Marcos manifestaban constantemente sus quejas sobre cómo él los trata cuando trabajan en equipo. Señalan que su comportamiento suele ser intransigente y muy poco tolerante; se quejan de sus múltiples, férreas y nada amables críticas al trabajo de sus compañeros de equipo.
Martha señala que en una ocasión Marcos le dijo: “tú no tienes la capacidad suficiente para hacer bien las cosas, es mejor que no hagas nada, yo lo haré todo. Si dejo que tú hagas algo nada saldrá bien”. William recuerda un episodio en el que Marcos solo señalaba lo magníficas que son sus capacidades y lo limitadas que son las de sus compañeros.
Cuando uno de sus docentes se dio cuenta del trato que Marcos propinaba a sus compañeros, lo invitó a reflexionar acerca del efecto de sus acciones y sobre cómo se sienten ellos cada vez que no son tratados con respeto, tolerancia y amabilidad. Mientras escuchaba a su profesor Marcos fruncía el ceño y los labios como si desaprobara todo lo que escuchaba; su respiración lucía acelerada, cerraba los puños de sus manos y las apretaba con mucha fuerza; parecía contener y reprimir una energía de proporciones desconocidas.
Antes de terminar la charla, Marcos negó todo lo que sus compañeros señalaron y afirmó que él nunca trató mal a nadie y que si en algún momento lo hizo fue sin darse cuenta y solo para que el equipo de trabajo obtuviera los mejores resultados. Además, señaló: “¡si mis compañeros se sienten mal por cómo los trato, es problema suyo, no mío! ¡Más bien deberían agradecerme porque es gracias a mí que tienen buenas calificaciones! ¡Sin mí no podrían ni presentar sus tareas y si lo hicieran seguramente los resultados serían pésimos!”.