Desarrollo con crecimiento económico, es el debate central de economías como las nuestras. Luego del fracaso del modelo prebendalista (el del Estado redistribuidor) y el Acuerdo de Washington que genero un modelo y estrategia de desarrollo limitado con políticas de estabilización y ajuste estructural se concentraron en la aplicación de programas de alivio a la pobreza como eje dinamizador de las economías. No fue casual, por tanto, en los años (50-70) el desarrollo de la ciencia y tecnología, ligado a una fuerte institucionalidad, a una prioritaria política científica-tecnológica en toda América Latina. La creación y rol de instituciones como INTINTEC, INGEMET, IMARPE, IGP, ONERN, INIA, ITP, por mencionar algunos, junto a una universidad peruana que realmente se dedicaba a la I+D (investigación y desarrollo) en todos los aspectos de la vida nacional; para vislumbrar expectativas respecto a lo que conocíamos como el proyecto y desarrollo nacional.
Hoy en un escenario internacional y nacional diferente. El tema del crecimiento y desarrollo, no es posible sin capacidad competitiva, que traducida en términos productivos, empresariales e industriales, signifique tener la capacidad de ofertar productos y servicios de mayor valor agregado, porque así son las exigencias y expectativas de calidad de vida de las poblaciones y mercados. Gracias a la revolución de las tecnologías de la información y las comunicaciones, no existe rincón o lugar del mundo que escape a dicha exigencia y expectativa.
La industria y la empresa peruana, por tanto, está ineludiblemente obligada a producir valor agregado y ofertar crecientes cadenas de valor, para sobrevivir y sostenerse en el mercado y tener éxito. Está obligada a emprender un proceso de permanente especialización tecnológica, cuya traducción industrial significa capacidad de generar permanentemente valor agregado a sus recursos. Y es que una de las barreras de entrada que tendrán que superar las economías y empresas en el presente siglo, tiene que ver con la capacidad de ofertar productos de un mínimo de tercer o cuarto valor agregado de los recursos naturales que manejan.
Por tanto, se hace cada vez más impensable una empresa o una industria sin especialización tecnológica, se hace cada vez más inviable una industria sin alta incorporación científica y tecnológica en su seno. Más aún, las Empresas de Base Tecnológica, debe ser una constante y la nueva tipología de empresa competitiva que es capaz de atraer el Capital de riesgo, el cual apuesta fundamentalmente al desarrollo científico, tecnológico e innovador de las empresas que quieren posicionarse y mantenerse vigentes en el mercado. Son las empresas que realmente deciden apostar por la generación de excedentes, es decir, por el crecimiento económico.
Este nuevo tipo de industria y empresa, requiere revalorizar su patrimonio científico y producir la actualización científica necesaria. Veamos dos reflexiones, de las muchas que podemos hacer, que nos permiten sustentar esta afirmación.
- Tanto el principio de Boyle y Mariotte, como la teoría del plano inclinado, permitieron y permiten a la empresa, ahorros significativos de energía y de fuerza respectivamente frente a la ley de la gravedad de Newton. Los procesos productivos y tecnológicos se han diseñado e implementado haciendo frente a dicha ley. Pero si nuestra mirada ya no es desde la perspectiva de Newton, sino desde la Teoría de la Relatividad de Einstein; la pregunta inmediata que surge es: ¿no será menos costoso, mucho mejor y más ahorrativo diseñar e implementar procesos en condiciones de vacío? Sólo una revalorización y actualización científica, nos permitirá lograr una mayor optimización industrial y empresarial.
- Asimismo, si en condiciones de gravedad la conservación de recursos hicieron predominar los tecnologías de la deshidratación y de los conservantes químicos. ¿No sería mejor evitarlas y saltar a las tecnologías que se basan en los principios científicos de la conservación en frío o en vacío, que hoy se conocen como sistemas de conservación «al natural» de los recursos, y que están dando excelentes resultados, potenciando la capacidad competitiva de las empresas?.
Como vemos, en dichos casos estamos hablando de dos lógicas y principios científicos diferentes, que pueden ser excluyentes o complementarios.
La revalorización y actualización científica, por tanto, trae como consecuencia la recuperación, uso e incorporación de nuevas tecnologías (entendiendo estos como nuevos conocimientos, nuevos procesos, nuevas técnicas y nuevas innovaciones). Esto ha sucedido en la monería, al incorporar el proceso tecnológico de lixiviación por electro-separación en reemplazo del proceso tradicional y anticompetitivo de concentración-fundición-refinación que hacía no rentable nuestra minería. Así también está sucediendo con la incorporación y manejo de la ingeniería genética, que está rompiendo el mito de la biodiversidad ecológica como ventaja comparativa natural, y, está permitiendo superar el problema de la perecibilidad de muchos productos agrícolas orientados a la exportación (como el caso del mango rojo frente al mango amarillo en la Costa norte de nuestro país). Lo mismo y mucho más, podemos decir de las consecuencias biotecnológicas que han traído los estudios del ADN y del Genoma humano; de primera intención, está permitiendo hacer de las plantas medicinales y plantas aromáticas, uno de los patrimonios de ventaja comparativa natural de valor estratégico para nuestra economía, y, en segundo lugar, ha producido un giro radical en el enfoque y práctica de la medicina actual y en la oferta de la industria química farmacéutica.
Esta «nueva ciencia y tecnología» obliga la necesidad de una agresiva capacidad de innovación tecnológica en la industria y en las empresas, para estar posicionadas competitivamente en el mercado. La innovación la entendemos como la capacidad de producir procesos, insumos y productos nuevos y comercializables en el mercado, es decir, capaces de ser transferidos. Y ello sólo es posible si la industria y la empresa realiza procesos sostenidos de Investigación-Desarrollo-Innovación (I+D+I), ésta es la condición sine qua non para producir innovaciones. Y es aquí que resulta estratégica la alianza universidad-empresa, así como, el desarrollo de las incubadoras de empresas y la creación y funcionamiento de los parques tecnológicos y científicos.
Finalmente, la viabilidad de esta fórmula: CIENCIA + TECNOLOGÍA + INNOVACION = INDUSTRIA +COMPETITIVIDAD, dependerá de la alianza entre la empresa privada, la academia y el gobierno. Se trata de ser capaz de hacer este reto y desafío.