Heredé de mi abuela la pasión por la química, decidí emprender al mismo tiempo que me convertí en madre. Inicié el proyecto Orgánica Lab, por que no hallaba en el mercado jabones naturales de avena después de un cuadro de queratosis. Un viaje a visitar a mi madre al Cuzco me permitió llevar mi primer taller de cosmética natural, de ahí no he parado, pues complementa también mi carrera, mis sueños, al punto que hoy tengo 4000 seguidores en Instagram y pronto ampliaré la línea de mis productos.
Empezaron a hacerme muchos pedidos y esto se debe a la experiencia es personalizada, y a la conciencia de que las plantas viven de acuerdo a un ecosistema crecen en fusión a sus necesidades, por ejemplo, en la zona crece el aloe, el romero y la manzanilla ya que son desinflamantes, pues en nuestra zona el cuidado de piel debe ser mayor.
Mi negocio gira en torno a los talleres de uso de los productos, almacenamiento, tenemos conciencia ecológica, nuestros productos son desnudos y en vidrio se recargan huella de carbono, trabajo toda mi campaña por redes sociales y tengo un niño que ha logrado sacar lo mejor de mi fuerza, no es un obstáculo en mi carrera el contrario, recomiendo hacer las cosas con pasión y con amor, que es lo que yo entrego en cada producto.