El Perdón: Perder para Donar
Servir para que otros puedan trascender.
Por Ximena Mejía
Facilitador y Coach
Al separar la palabra perdón en dos partes podemos introducirnos en lo más profundo de la auténtica experiencia del PER-DON. La primera parte -PER- significa perder, pues cuando alguien perdona pierde muchas cosas, cierra un ciclo y se deshace de todo aquello que no le sirvió y que le causó mucho daño; perder ayudará a sanar. La segunda parte -DONAR- significa donar y dar; dar amor y darse nuevas oportunidades para iniciar algo nuevo y diferente.
Esta perspectiva permite concebir el perdón como un acto de la voluntad, es decir, el perdón es una decisión que implica liberarse del dolor emocional, en este sentido, perdonar es un ganar-ganar que permite aligerar las cargas emocionales para alivianar el espíritu. El perdón produce bienestar emocional y también físico. Contrariamente, no perdonar significa permanecer en el rencor que es una suerte de cárcel emocional que aprisiona y enferma a la persona.
Claro está que perdonar no siempre es un acto instantáneo de la voluntad, más bien, la mayoría de las veces es un proceso. Entonces, el primer paso para perdonar es reconocer que uno está lastimado porque alguien le hizo daño; se trata de confrontar las propias emociones para identificar cuánto dolor se experimenta. El siguiente paso es tomar la decisión de soltar la carga emocional negativa y elegir el perdón por encima del rencor.
Algo muy común y bastante arraigado es considerar que perdonar, necesariamente, exige olvidar, sin embargo y en sentido estricto, es muy poco probable que alguien borre de su memoria la información de una experiencia que lo lastimó; más bien, lo que sí es seguro es que perdonar implica recordar, pero recordar el acontecimiento lesivo de un modo diferente, sin dolor y sin rencor. El verdadero perdón brinda nuevas perspectivas y nuevos aprendizajes.
En conclusión, perdonar es aprender a mirar con compasión a quien nos lastimó. La compasión nos permite identificarnos con el dolor de la persona que nos hirió, hace posible que podamos comprender su humanidad, abrazar su debilidad y reconocer sus heridas emocionales.