“No se rindan, sigan adelante y conseguirán lo que se propongan.” Es el mensaje que nos deja Kinverly, estudiante de la carrera de Administración de empresas del Instituto Continental.
Kinverly no sólo estudia administración, también sabe de costura, esta es una actividad que, junto a una máquina de coser, pasaron de generación en generación siendo parte de una rutina. No fue hasta que se mudaron a Huancayo que su madre empezó a utilizar este conocimiento para mantener a su familia. A raíz de esto la abuela de Kinverly les dio el capital para comprar telas y poder confeccionar uniformes sanitarios; al comienzo todo era para ella, pues ya tenía una tienda en la calle Puno, sin embargo, también fueron ofreciendo los uniformes a más comerciantes consiguiendo clientes recurrentes.
Más adelante, pidieron un préstamo a nombre de Kinverly, con esto compraron una máquina de coser recta y telas. Ese fue el inicio de Lona’s Garden.
Dificultades, siempre.
Hay dos piedras que se cruzan en el camino de Lona’s Garden: el precio y el clima. Toda empresa depende de la situación económica del país, por esto cuando el costo de los productos aumenta, Lona’s Garden debe subir también el de los uniformes que cosen y a causa de esto muchos clientes prefieren comprar uniformes confeccionados por otras empresas de costura.
El clima, es el factor más impredecible comparado con la economía, pero igual de perjudicial para la empresa de Kinverly, pues en la época en que la lluvia es recurrente, la carretera sufre desperfectos y muchas veces la tela que necesitan no llega a tiempo y deben retrasar la entrega de varios pedidos.
A pesar de estas dificultades, gracias al buen trabajo con la confección de uniformes sanitarios, pudieron retener varios clientes en situaciones difíciles. A esto se incluye que también hacen diseños personalizados, lo único que necesitan es que el cliente tenga la idea y Lona’s Garden lo hace realidad.
Kinverly nos cuenta que su aporte a Lona’s Garden antes de entrar al instituto era usualmente sólo doblando y cortando telas, sin embargo, a raíz de un trabajo académico que le dejaron en el Instituto Continental es que logra conocer más el negocio, ella nos dice “aprendí muchas formas de ayudar a mi madre en una u otra cosa”. También menciona que en el instituto aprendió a utilizar herramientas administrativas que organizan y centran el camino que deberá seguir Lona’s Garden.
Kinverly ahora es una miembro de la Red de Empresarios del Instituto Continental, ella nos comenta que decidió entrar a esta red porque “sé que organizan charlas para asesorar a las empresas”, estos eventos organizados por el Centro de Emprendimiento del Instituto Continental no solo la instruirán, sino que le permitirán ampliar sus contactos con otros emprendedores como ella.
El camino continúa.
Actualmente, Lona’s Garden cuenta con dos máquinas de coser, una máquina cortadora, una pega brocha y una remalladora; estos aparatos facilitan el trabajo para Kinverly y su madre, por lo que son importantes durante los inicios de clases, pues es en esos meses donde sube la demanda de uniformes médicos y por lo tanto el trabajo.
Kinverly nos dice que está “muy emocionada y convencida” de que Lona’s Garden crecerá como tiene planeado y es que ella no espera a que las oportunidades lleguen, sino que las está buscando. Por el inicio de ciclo en las universidades e institutos al comienzo del año, Kinverly estuvo recorriendo estas instituciones para poder lograr convenios, así es que consiguió contactos en Pichanaki y pensaba empezar a expandir la empresa, ella quiere lograr que el cliente pueda hacer su pedido desde cualquier parte del Perú, empezando por su región.
Problemas durante la pandemia.
A causa del COVID-19 y las medidas que se tomaron para poder controlar esta pandemia, Lona’s Garden no pudo continuar con proyectos como el expandirse hasta Pichanaki, pero eso no detuvo a Kinverly. Para ella, la clave de mantener a flote su emprendimiento, son las ganas de trabajar y la capacidad de poder reinventarse y adaptarse a las situaciones imprevistas, haciendo uso de estas herramientas y tiendo en cuenta las necesidades que fueron surgiendo por la emergencia sanitaria, decidieron confeccionar enterizos y todo tipo de prendas anti fluidos como son las mascarillas y overoles; la venta de estos implementos logró que Lona’s Garden siga adelante y se mantuviera hasta ahora, que la situación va mejorando y los uniformes para estudiantes de medicina y carreras relacionadas vuelven a tener la demanda de antes.
Sin embargo, para poder llevar a cabo las acciones que mantuvieron su emprendimiento, Kinverly tuvo que dejar un ciclo del instituto el primer semestre del año. Ahora cursa el sexto ciclo de la carrera de Administración de empresas y está implementando todo el conocimiento que va adquiriendo, haciendo que Lona’s Garden crezca como lo fue haciendo hasta ahora.
Rendirse no es opción.
Con poco más de cinco años con Lona’s Garden, Kinverly nos dice que el mensaje que deja a los emprendedores como ella, es que “no se rindan, aunque parezca que no pueden, es en ese momento cuando deben poner más esfuerzo”, también nos recuerda que, para subir, debemos empezar de abajo, “yo, por ejemplo, no tenía nada de esto y al final, poco a poquito hemos crecido”, concluye.