“La costura, los detalles, el servicio al cliente, me gusta, es mi pasión.” Así empieza Miriam, hablándonos de Linos y harapos, la pasión que se convirtió en negocio.
Linos y harapos, empezó en casa de Miriam, pues como toda madre, quería estar al lado de su pequeña hija, ya había terminado la carrera de confección textil y decidió aprovechar esos conocimientos para abrir un pequeño taller, ahorró todos los meses y con la liquidación que recibió del trabajo al que renunció, logró juntar un pequeño capital y compró su primera máquina de coser recta, como muchos, empezó con pocos materiales, “empecé con doce colores de hilos y un letrero en la casa”, nos cuenta Miriam.
En sus inicios, Miriam compartía su tiempo entre el taller y un trabajo de medio tiempo, además vendía productos de belleza por catálogo y de esta forma complementaba su ingreso mensual, sin embargo, sus familiares y otras personas la animaban a ubicar su taller en un lugar más céntrico y así poder captar nuevos clientes.
Dificultades, siempre.
Las dificultades están siempre presentes, especialmente al inicio del camino y esto lo sabe Miriam por experiencia. Cuando recién estaba iniciando en las nuevas galerías, una persona que era su competencia directa se le acercó y le hizo el comentario de que había muy pocos clientes para un taller como era Linos y harapos, “la escuche nada más, tome todo lo que me decía, pero seguí trabajando” nos dice Miriam, dejó el trabajo de medio tiempo y se dedicó a su taller al 100%.
Los dos primeros meses en la galería fueron duros, pues en enero y febrero no hubo mucho movimiento de clientes y Miriam decidió cerrar, pero su madre le aconsejó a seguir con el negocio, y decidió continuar. Llegó el mes de marzo, mes la de campaña escolar y es ahí donde inicia con fuerza, nos comenta. Para los meses siguientes incursionó en la confección y alquiler de disfraces y eso le permitió poder cubrir los gastos mensuales.
El camino continúa.
Linos y harapos continúa su crecimiento, y luego de seis años, Miriam decidió asociarse con alguien más, para poder abrir una sucursal de su empresa en el distrito de El Tambo. Ella nos comenta que es necesario, ya que los modelos que tiene en su taller son a modo de muestra, “yo los diseño y elaborado, siempre buscando el mejor acabado y cuidando la calidad de los disfraces”, nos comenta.
Otro gran paso para Linos y harapos es el camino a la formalización de la marca y lograr el registro en Indecopi.
El momento de aprender más.
En el año 2017, unos familiares le solicitaron diseños para pantalones jeans, Miriam no contaba con los conocimientos para realizar este tipo de prendas, por ello decidió estudiar la carrera de Diseño de modas en el Instituto continental, para complementar los conocimientos que ya tenía. Miriam aprendió todo el proceso de elaboración de las prendas, “desde un tema de inspiración, a hacerlo realidad en algo bonito e interesante”, nos dice.
El conocimiento que tenía le permitía hacer moldes en papel craft luego de tomar las medidas y poder empezar con la confección, pero en el Instituto continental “aprendí moulage, es más rápido, más efectivo y es la medida exacta”, resalta Miriam.
El rol del Centro de Emprendimiento.
Miriam, como estudiante del Instituto Continental, desarrolló sus actitudes y competencias emprendedoras, a través de los cursos: “Talento emprendedor”, “Herramientas para emprendedores” e “Iniciativa Empresarial”, desarrollados por el Centro de Emprendimiento.
También participó de los talleres “Fotografía móvil y redes sociales” desarrollados por la Red de Empresarios Continental, que tiene por objetivo incrementar la competitividad de las empresas en el mercado.
La pasión es todo.
Después de seis años con el taller, Miriam no se cansa y resume su camino de emprendimiento en dos palabras: perseverancia y pasión. Esta pasión empezó desde pequeña, Miriam nos expresa que a los siete años le gustaba jugar confeccionando ropa para sus muñecas y fue así como supo cuál era su pasión.
A modo de consejo, Miriam termina diciéndonos: “Arriesguen, eso ayuda a ver si es viable o no tu negocio, y si fracasas es aprender en la vida.”